Los brasileños se refieren al fútbol como el «jogo bonito», por la forma que tenía de jugar el maestro del balón Pelé. Pero, a menudo, las camisetas de los equipos no están a la altura del propio deporte y no son tan bonitas como una jugada de Pelé. Para los más fieles a su equipo, pocas cosas son más sagradas que su camiseta oficial. En la misma temporada, en el Kansas City tuvieron la misma duda que el Bochum aunque sólo pintaron de colores las mangas.